jueves, 26 de agosto de 2010

Desmitologización de la cultura escrita

Olson, David. (1998). Desmitologización de la cultura escrita. En El mundo sobre el papel. Barcelona: Gedisa.

David Olson escribe en 1998 el artículo Desmitologización de la cultura escrita. En él, el autor básicamente derriba todos y cada uno de los mitos creados en torno a la lengua escrita. Estas creencias, muchas veces no tan ciertas como pensamos, crean la impresión de que la escritura es una tecnología comunicativa que supera en todo ámbito a la oralidad. El objetivo de Olson no es en ningún caso desprestigiar el uso de la escritura (de hecho, dedica gran parte del artículo a enumerar sus ventajas y sus utilidades para la vida en sociedad) sino más bien equilibrar su rol y prestigio social al de la lengua hablada. En palabras simples, poner cada cosa en su lugar:

Las hipótesis acerca de la cultura escrita que tal vez tengamos que abandonar no merecen nuestro apoyo. De hecho, dan origen a débiles políticas sociales y débiles prácticas educativas. Y la nueva comprensión de la cultura escrita que puede surgir cuando examinemos críticamente los hechos, promete tener consecuencias y usos mucho mayores que los que sostenía el antiguo dogma (Olson, 1998, p. 23).

Hacemos énfasis en esta cita para evidenciar la verdadera motivación del artículo. Caer en una mala interpretación de sus postulados puede resultar fácil si no se presta atención a los párrafos en los que Olson se refiere a los beneficios de la escritura. Ciertamente estos son muchos, pero también hay algunos que están sobrevaluados… Aclarado ese punto; el autor describe 6 creencias o suposiciones sobre la escritura muy arraigadas en la sociedad de la época, para posteriormente rebatirlas en su totalidad. En primer lugar, los mitos sobre la lengua escrita son:

1. La escritura es la transcripción del habla: esta creencia puede identificarse en los escritos de Aristóteles, Saussure y Bloomfield.
2. Superioridad de la escritura respecto del habla: el habla es visto como algo impreciso y desordenado, mientras que la escritura, como un instrumento de precisión y poder.
3. Superioridad del alfabeto: todos los otros sistemas de escrituras (sistemas silábicos, iconográficos, etc.) “se consideran intentos fallidos, pasos vacilantes hacia la invención del alfabeto” (Olson, 1998, p.24).
4. Escritura como órgano de progreso social: “Suele afirmarse que el auge de la alfabetización popular da como resultado instituciones sociales racionales y democráticas, desarrollo industrial y crecimiento económico” (Olson, 1998, p. 25).
5. Escritura como instrumento de desarrollo cultural y científico: la cultura escrita sería en gran parte la responsable de modos de pensamiento moderno, como la filosofía, la ciencia, la medicina, entre otros, y de la misma forma, sería enemiga de la superstición y los mitos.
6. Cultura escrita como instrumento de desarrollo cognitivo: la habilidad para leer y escribir sería la puerta de entrada al conocimiento legítimo, es decir, ese que aprendemos en la escuela.

Ahora, las objeciones:
1. La escritura es la transcripción del habla: A pesar de que un discurso oral puede ser transcrito al papel, el discurso escrito resultante sólo habrá captado ciertas propiedades de lo que se dice. Lo elementos paraverbales (entonación, kinésica, proxémica, titubeos, gestos y miradas) se habrán perdido totalmente, y muchas veces son estos los que nos permiten entender mayormente el mensaje.

* Ver entrada “Algunas características sobre la oralidad”.
2. Superioridad de la escritura respecto del habla: “En la actualidad, se acepta que la propia lengua oral es la posesión y herramienta fundamental del intelecto; la escritura, aunque importante, siempre es secundaria” (Olson 1998, p.28). Sin habla no hay escritura, pero sin escritura, sí puede haber habla.
3. Superioridad del alfabeto: Falsa idea de “evolucionismo” con respecto a los sistemas de escritura. Cada uno de ellos no es mejor ni peor, sino que más bien es el sistema que mejor se adapta al contexto social correspondiente.
4.- Escritura como órgano de progreso social: Olson argumenta este punto mostrando como la escritura no fue precisamente el pilar fundamental de la democracia, sino que mediante ella también se llegó a gobiernos autoritarios y tiránicos. En conclusión, parece que la escritura no entrega progreso social, sino más bien entrega poder a quien la detenta, por ejemplo en el caso de quienes redactan las constituciones.

5.- Escritura como instrumento de desarrollo cultural y científico: A pesar de que si existe cierta correspondencia, el autor aclara que la escritura es, antes que nada, sinónimo de poder. Lo relevante no es la escritura en sí, sino la manera en que se utilice, su para qué.
*Para punto 4 y 5, ver entrada "Saber leer y escribir; unas herramientas mentales que tienen su historia" (noción de: poder simbólico) .
6.- Cultura escrita como instrumento de desarrollo cognitivo: “La habilidad de leer depende no sólo del reconocimiento de las letras y las palabras, sino de la adición al conocimiento general de los acontecimientos referidos en el texto” (Olson, 1998, p. 33). Es decir, no depende únicamente de la decodificación, sino que también se requiere entender. En ese sentido, la escritura no es la única entrada al conocimiento, o dicho de otra forma, el desarrollo cognitivo no se “llena” con la escritura.


Probablemente este último sea el punto más polémico. Los otros 6, aunque no obvios (no por nada son creencias tan arraigadas y problemáticas) resultan menos discutibles una vez expuestas las objeciones. Porque realmente, ¿parece correcto afirmar que una persona que escribe y lee es capaz de desarrollar estructuras cognitivas más elevadas? ¿Piensa "mejor" aquel que accedió a dichas tecnologías? A mí modo de ver, lo peligroso de estas afirmaciones radica antes que nada en las categorías que establecemos. Porque ciertamente una persona "letrada" va a pensar diferente a una "no letrada", pero no "mejor" ni "peor". Las estructurasa cognitivas van a ser diferentes, sin necesidad de hacer un juicio peyorativo.

Este misma pregunta pareció atormentar a los lingüistas Scribner&Cole (1981); ¿permitía la escritura procesos psicológicos más elevados? Su conclusión (obtenida de una serie de experimentos que por un tema de espacio no podemos explicitar) resulta totalmente pertinente al caso: lo que ellos descubrieron fue que la clave real en su experimento no era la alfabetización, sino más bien la escolarización. Comprobaron que era la escuela lo que permitía la manipulación de símbolos abstractos altamente descontextualizados. Es decir, que era la escuela lo que potenciaba el desarrollo de estructuras cognitivas más elevadas. En síntesis, el efecto sobre las estructuras cognitivas no dependerá únicamente de la escritura, sino más bien de la escritura mediada por la sociedad. Olson está en lo correcto, entonces, cuando asegura que la entrada al conocimiento no está únicamente en la escritura, sino que también en la oralidad: "El papel de la escuela no es desplazar las percepciones y creencias del niño en edad preescolar, sino explicarlas y elaborarlas, actividades que dependen tanto o más del habla que de la escritura" (Olson, 1998, 33).

Y en realidad, no sólo del habla, también del audio, el video, los gráficos, las imágenes...

1 comentario:

  1. Muy buena entrada también; ojo con una serie de "motes" (letras de más o cambiadas, usaste por ahí la palabra "silabarios" en vez de silábicos" y cosas pequeñas de ese estilo.
    Interesante reflexión.

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